"Llegué a pensar que el amor era algo ficticio que solo se podía encontrar en cuentos de hadas".
Ellas dos eran sus propias musas, sus vidas estaban enlazadas, sus corazones eran uno solo.
Eran dos jóvenes, cada cual con su personalidad tan diferente pero tan similar, las edades diferenciadas por el tiempo pero no por el amor, todavía el el instituto experimentaron un verdadero y puro amor que a día de hoy aún perdura.
Melanie, la mayor con 18 años de edad y pelo castaño, estudiaba artístico en el bachillerato San Lucas para estudiantes modelo en el cual quedaba un mes para su finalización a la vez que Lynsie, la menor con 14 años y unos bonitos ojos verdes, estudiaba la educación secundaria obligatoria en el instituto San Lucas siendo una de las primeras de su clase.
Aquel nefasto día una mala noticia llegó a oídos de Lynsie. Aquella semana era la última para que le llegara el verano, estaba feliz por poder pasar tiempo junto a Melanie y ya contaba los días. Pero ella desconocía lo que se le iba a venir encima; el teléfono sonó.
- ¿Hola? ¿Melanie? - Se le escuchó decir a Lynsie.-
- ¿Estas libre esta tarde? Tengo que hablar contigo, es importante.-Un tono de tristeza se notaba en la voz de Melanie.-
- Ah, claro Mel pero ¿Por qué tan de repente?
- Tú simplemente ven a mi casa, te estaré esperando
Sonó el pitido que anunciaba el fin de llamada.
"¿Qué mosca le habrá picado?" Asustada, corrió hacia la casa de su amada. Al llegar se percató de que cajas, envases y más cajas yacían en el jardín de la entrada y su confusión aumentó con lo que rápidamente llamó a la puerta. din-don ♪
La puerta se abrió y detrás la madre apareció.
- Lynsie, que agradable sorpresa ¿Como te va todo?
- Muy bien, Sra. Lawrence, pero ahora mismo necesito hablar con su hija.
- Me alegro mucho Lynsie, Melanie está arriba.
- Muchas gracias Sra. Lawrence.
Amablemente la madre de Melanie le dedicó una sonrisa a Lynsie y esta subió rápidamente en busca de Melanie. Se dirigió a hacia la puerta que estaba entre ella y el cuarto de Melanie. Tocó dos veces y entró sin esperar permiso. Melanie estaba sentada cabizbaja en su cama sin siquiera dedicar una mirada a la puerta.
- Melanie.- Dijo Lynsie casi a media voz. Con una ligera y nerviosa risa le preguntó.- ¿Qué son todas esas cajas de fuera? No es nada grave ¿Verdad?
Melanie alzó la mirada hacia Lynsie.- Mi niña... - Se levantó y abrazó a la asustada pequeña.- Todo estará bien... Prometo que todo estará bien... - Lynsie estaba cada vez más nerviosa y asustada por las palabras de Melanie.-
- Mel... ¿Qué pasa?.- Mel se aferró más a ella y le contestó.-
- Las cajas de ahí fuera... Mañana tengo que mudarme...
- ¿M - Mudarte? - Dijo Lynsie soltando su abrazo al borde de las lágrimas, en la expresión de Melanie se reflejaba el dolor de la situación.
- Si... La universidad queda lejos de aquí y bueno... Mis padres creen que eso es lo mejor...
- N - no... No puedes irte... - Las lágrimas comenzaron a descender de el rostro de Lynsie.-
-Los fines de semana estaré libre, podríamos... vernos, pasar tiempo juntas...-Melanie, callada, se quedó pensativa- Aún siendo un fin de semana cada mes, podríamos vernos.
Lynsie sin poder contener las lágrimas se abrazó a la mayor y suplicó que no se fuera, que se quedara a su lado. Melanie sintiéndolo mucho le explicó que era una universidad con mucho nivel, que cuando la terminara podrían vivir de lujo las dos juntas. Los intentos de ánimo no funcionaron pero Lynsie no se quejó más. Pasaron el rato juntas, hasta bien entrada la noche, después Melanie acompañó a la menor a su casa.
Al poco rato de cenar, cada una se fue a su cuarto, a hablar entre sí. Lynsie había comprendido la importancia que tenia para Mel acudir a esa universidad y le había deseado los mejores días. A lo cual, la mayor respondió con un "Si fuera a tu lado serian perfectos".
Melanie se fue, con una cálida despedida de su pequeña novia, a la cual echaría más de menos que a cualquiera. Aquellos días, difíciles y solitarios para ambas se hicieron largos; demasiado largos.
Las compañeras de las dos chicas, las cuales sabían de su relación, notaban la depresión del ambiente y quisieron hacer algo, solo que la amiga de la mayor tenía otros planes para la menor.
Un día cualquiera la amiga de la mayor, Penelope, con perversas intenciones llamó a Lynsie.
- ¿Diga? - Se escuchó al otro lado del teléfono.-
- Lynsie, soy Penelope, la amiga de Melanie ¿Me recuerdas? - Lynsie dudó un momento sobre el nombre que le habían proporcionado pero en seguida se percató de quien le había llamado.-
- Sí, claro que me acuerdo eres con la que estuvimos aquella vez en el parque.-
- ¡Exacto! Bien, te quería preguntar si te apetecería dar una vuelta conmigo a solas para hablar sobre Melanie.- Los ojos de Lynsie brillaron al oír aquel nombre.-
- Claro ¿por qué no? ¿Donde y a qué hora? .- En ese momento se escuchó una leve risa.-
- En el parque a las cuatro y media.
En ese instante comenzó la futura pesadilla de Lynsie.
Continuara~